sábado, 10 de abril de 2010

Exposados, sin pena ni gloria

El atractivo de la pareja central es el principal y único reclamo de “Exposados”, irritante título español de esta insignificante propuesta que juega a unir acción, comedia y romance lindando con el inocentón desatino comercial de la mano del especialista Andy Tennant. El resultado es previsible e insustancial.

Aunque la producción busca un público amplio pero claramente definido, no deja de sorprender el infantilismo, con el que se pretende arrancar la sonrisa fácil a un palco, ya de por sí predispuesto a dejarse llevar por una aventura que no pretende, ni logra, nada más allá de los cauces que le son característicos.

Con un equipo que funciona en modo automático, una historia tan previsible como improbable y unas descargas de humor y amor santurronas y edulcoradas, “Exposados” ni siquiera se molesta en explotar la vertiente cómica, que pudiera derivar de una situación tan divertida como la que propone la base argumental del film.

Así, todo se limita a una retahíla de situaciones en las que la dupla central, que no destila una química especialmente notable, luce palmito, especialmente Aniston, divina y en tic permanente, para deleite de sus respectivos seguidores.

Con un pequeño ramillete de secundarios reconocibles, un plano formal justito y un puñado de éxitos pop de rabiosa actualidad, “Exposados” luce como vehículo de exhibición y tránsito entre proyectos de los miembros del equipo, destinado a ser amortizado y olvidado, más allá de alguna despistada recuperación en formato doméstico o televisivo.

Y es que, no hay nada reseñable ni destacable, a excepción de la divertida capacidad de Butler para alternar sus papeles de machote testosterónico con los de galán irremediable sin perder el toque viril. Pero sería deseable que esta película, como tantas otras primas hermanas, tratase de ofrecer algo más de inteligencia o sustancia palpable. Aunque no lo consiguiera.

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