Aunque la producción busca un público amplio pero claramente definido, no deja de sorprender el infantilismo, con el que se pretende arrancar la sonrisa fácil a un palco, ya de por sí predispuesto a dejarse llevar por una aventura que no pretende, ni logra, nada más allá de los cauces que le son característicos.
Con un equipo que funciona en modo automático, una historia tan previsible como improbable y unas descargas de humor y amor santurronas y edulcoradas, “Exposados” ni siquiera se molesta en explotar la vertiente cómica, que pudiera derivar de una situación tan divertida como la que propone la base argumental del film.
Con un pequeño ramillete de secundarios reconocibles, un plano formal justito y un puñado de éxitos pop de rabiosa actualidad, “Exposados” luce como vehículo de exhibición y tránsito entre proyectos de los miembros del equipo, destinado a ser amortizado y olvidado, más allá de alguna despistada recuperación en formato doméstico o televisivo.
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