domingo, 25 de abril de 2010
Los entresijos de 'Perdidos' siguen enloqueciendo a los fans
Son muchos los interrogantes que suscita 'Perdidos', misterios desde la primera temporada que invitan incluso a la hiperreflexión. Pero, ¿qué influencia tendrán todos esos pequeños enigmas que se han ido relatando en la sucesivas temporadas?¿Existirá una explicación plausible que satisfaga la curiosidad de sus seguidores? Algunas de las cuestiones que más quebraderos de cabeza han provocado a los seguidores de 'Perdidos' ya están resueltas, como el origen de los dichosos números o qué es el humo negro. Sin embargo, todavía nos estamos devanando los sesos pensando quién será el candidato para cuidar de la isla, qué pretende Charles Wildmore al haber traído de vuelta a Desmond Hume o qué es y de qué época la estatua rota.
Desde luego, lo que más revuelo ha provocado ha sido la lucha entre en bien y el mal, representado por la encarnizada pelea entre Jacob y Némesis, en la que el bien pierde la primera batalla. Y no sólo aquí podemos ver esta dualidad, sino que el propio símbolo de Dharma sintetiza el Yin-Yan separado por el cisne. ¿Coincidencia? Los fans no lo condideran así, puesto que desde el primer capítulo hemos visto que quienes tienen buenas intenciones sobreviven a las maldades de la isla. Al respecto, son abrumadoras las declaraciones de Terry O'Quinn, actor que encarna a John Locke, puesto que a la pregunta de cuál es el alma de esta serie, tendiendo como opciones la religión, la fe, la mitología, la redención, el destino, la batalla entre el bien y el mal, ha contestado que "si tengo que elegir, sin ninguna duda, elijo redención".
Lo que sí parece predominar en las ideas de los seguidores de esta inigualable serie es que 'Perdidos' tiene mucha relación con la Biblia. De hecho, Henry Ian Cusick, el intérprete de Desmond Hume aseguró que "la Biblia ha influido mucho en la serie. Un evangelista, una capítulo, unos versículos... Así se organiza 'Perdidos'". Pero tampoco es de desdeñar la teoría filosófica, puesto que el propio Cusick interpreta a Hume, además de la francesa de las primeras temporadas Rousseau y el mítico Locke. Todos ellos fueron en el siglo XVIII grandes filósofos, y no se sabe exactamente por qué, pero estos entresijos han conseguido encandilar al público de una manera espectacular.
Haciendo memoria, el éxito le llegó a Perdidos nada más nacer. Se estrenó en septiembre de 2004 en Estados Unidos tras un doble episodio piloto, el más caro de la historia de televisión. Costó 12 millones de dólares, a pesar de que la apuesta no era segura, pero el desastre del vuelo 815 de Oceanic lo vieron 18,6 millones de estadounidenses. Y el fenómeno se expandió al mundo. Hoy se puede seguir en 230 territorios del planeta. La serie había nacido del empeño de Lloyd Braun, entonces uno de los presidentes de la cadena ABC, que buscaba un drama con un argumento que recogiese lo esencial de 'El señor de las moscas', 'Náufrago' y el reality show 'Supervivientes'. Después de que el proyecto pasara sin pena ni gloria por las manos del guionista Jeffrey Lieber, el guión pasó a J. J. Abrams, y éste llamó al guionista Damon Lindelof. En su primer encuentro charlaron sobre 'Tiburón' y 'La guerra de las galaxias', de una isla con un misterio profundo, de una escotilla, de Los otros y de Jack despertándose en la jungla. Crearon magia. Le dieron el toque fantástico que habría de sostener la ficción durante cinco o seis años en caso de que todo fuera bien. Y, en efecto, llegó el estreno y los misterios fueron apareciendo poco a poco, a la vez que los espectadores fueron enganchándose más y más a la serie.
Incluso hay grupos en la famosa red social Facebook para demostrar el miedo de los espectadores ante un final decepcionante. Y es que el creador de esta fantasía convertida en serie, Damon Lindelof, no ha querido revelarle el desenlace ni a su propia madre. Sólo podemos esperar que, como ha conseguido hasta ahora, no nos decepcione.
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