El modelo que sustenta el cine español se tambalea. La nueva Ley Audiovisual obliga a las televisiones a invertir tan solo un 5% de sus ingresos en producciones españolas y europeas. A esto hay que añadir que en 2009 se suprimieron las subvenciones que iba a dar el Gobierno para los rodajes a comienzo de 2010. Nunca la industria se había visto en una situación tan frágil.
La industria vive en el desasosiego, pese a que las últimas cifras de asistencia a las salas superan con creces los datos de años anteriores. Abundan las películas españolas entre las más vistas en los últimos tres meses: Ágora, Spanish movie, Celda 211 o Planet 51 se suman así en un año excepcional en términos de taquilla a Los abrazos rotos, Fuga de cerebros, Mentiras y gordas o Rec 2. Muchas de estas películas han sido producidas con la inversión de cadenas de televisión privadas, cuya aportación representa de media un tercio del total del presupuesto de un filme español.
Y frente a tanta preocupación del cine, la alegría de las televisiones. El sector ha recibido la nueva norma como una gran victoria, un paso decisivo en su larga batalla. Un gesto que refuerza su tesis de que el cine y la televisión son negocios distintos. La Ley General Audiovisual obliga también a las operadoras de telecomunicaciones que ofrezcan servicios audiovisuales, a invertir un 5% de sus ingresos en cine.
En conclusión, el cine español sigue sin verse beneficiado por las televisiones, ya que no se le destina el dinero suficiente como para que crezca no sólo a nivel europeo, sino mundial. Las televisiones por su parte no están de acuerdo con la nueva porque indican que ellos deben invertir en lo que quieran… pero, hagamos la siguiente pregunta: si no les obligarán a invertir en producción nacional ¿creen que las televisiones apostarían por el cine español?
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