Después de seis años de debate, el Pleno del Congreso ha aprobado la nueva Ley General Audiovisual, con el apoyo de PSOE, CiU y CC. Como objetivo de esta nueva norma "poner orden en el sector". Este nuevo reglamente constituye una auténtica amenaza tanto para la libertad de expresión como para la libertad de empresa.
Entre la maraña de normas específicas, se puede ver la obligatoriedad de los canales privados a invertir el cinco por ciento de sus ingresos en cine europeo, la prohibición de retransmitir programas de juegos y apuestas en cierto horario, y la regalución del tiempo y del modo de emisión publicitaria.
Aparte de esto, se ha creado un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, y lo más preocupante es que tendrá la facultad de sancionar e incluso retirar licencias a aquellos medios que no obedezcan determinadas normas y que "de forma manifiesta fomenten el odio, el desprecio o la discriminación por motivos de nacimiento, raza, sexo, religión, nacionalidad, opinión, o cualquier otra circunstancia personal o social".
Lo único positivo que podemos sacar de esta norma es que exige a los medios tener zonas accesibles para las personas con discapacidad auditiva o visual. Otro punto a su favor, es que intenta proteger el horario infantil incluso en la publicidad, por lo que se prohíbe la emisión de anuncios de alcohol, tabaco o contenidos dañinos para la infancia.
A nadie le gusta que los medios de comunicación fomenten estos valores negativos, pero no se puede permitir que una ley censure las opiniones que simplemente no gusta al gobierno de turno. Y si por una casualidad, una información saca los pies del tiesto, ya existen los juzgados en los que los delitos por este tipo de cuestiones tienen cobertura jurídica. ¿Por qué se saca de la justicia este tema? No debe ser tomada la libertad de expresión como un asunto parcial, es una aberración al Estado de derecho del que hasta ahora han disfrutado nuestros medios. Pero no solamente esto puede afectar a los medios tradicionales (prensa, radio, televisión), también tendrá influencia en el cibermedio. Cualquier medio que disponga de contenido audiovisual, será objeto de esta "criba".
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